sábado, 18 de junio de 2016

Neumotórax

Los pulmones poseen unos recubrimientos membranosos denominados pleuras. Estas pleuras son de dos tipos: la pleura parietal, que está en contacto directo con el tórax; y la pleura visceral, que envuelve directamente a los pulmones. Cuando entre ambas membranas se introduce una cantidad de aire, ambas pleuras se alejan, provocando así el neumotórax. Este tipo de enfermedad suele afectar más a los varones de entre 20 y 40 años. El riesgo aumenta si el paciente es fumador habitual. 
Entre las causas del neumotórax podríamos encontrar dos tipos: las intratorácicas y las extratorácicas.
Las primeras tienen su origen en el propio pulmón, como las neumopatías que pueden originar un colapso pulmonar encontrandose el Asma, la Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la Fibrosis quística, la Tuberculosis y la Tos ferina. Las personas altas y delgadas y los fumadores tienen un mayor riesgo de de sufrir un neumotorax. En el caso de las causas del segundo grupo, son aquellas que se originan por lesiones externas, como fracturas en las costillas.

Síntomas: Como consecuencia del colapso del pulmón afectado, los primeros síntomas que suelen aparecer en el 80-90 % de los casos suelen ser dificultad respiratoria acompañada de dolor en el área torácica. Este dolor, que se ubica en el costado del pulmón que está sufriendo el neumotórax, suele ser de tipo repentino e intenso. Al examen médico, durante la auscultación  existirá disminución o ausencia de ruidos respiratorios en el lado afectado. Se puede presentar hipotensión arterial.
- En primer lugar hay que detectar si los síntomas que se presentan son los propios del neumotórax (dolor torácico, respiración dificultosa).
En caso de un neumotórax mayor aparecen:
- Coloración azulada de la piel a causa de la falta de oxígeno
- Opresión torácica
- Mareo y desvanecimiento
- Tendencia a la fatiga
- Frecuencia cardíaca rápida (Taquicardia)
Shock
- La aceleración del ritmo cardiaco, sudoración excesiva, palidez y tos fuerte, en ocasiones con sangre, son síntomas secundarios que se presentan en un número de pacientes más reducido. Existe entre un 5 y 10 % ciento de los pacientes que no perciben ningún síntoma propio del neumotórax. Además, el neumotórax puede confundirse con otras patologías, como un infarto agudo de miocardio, pericarditis, perforación gástrica o una crisis asmática.

Prevención: No se conoce ninguna manera de poder impedir la aparición del neumotórax; sin embargo, se puede evitar dejando de fumar en el caso de pacientes con esta adicción. A las personas con antecedentes de esta enfermedad se les recomienda no realizar determinadas actividades como el buceo u otras similares que puedan comprometer a los pulmones.

Según la causa que provoque el neumotórax, podrá ser de tipo:
- Traumático: Es un tipo de neumotórax que se produce por causas externas al propio organismo, ya sean accidentes de tráfico, ataques por arma blanca, etc. La fisura o fisuras que éstas condiciones provocan que entre aire al espacio pleural y éste colapse el pulmón. Este tipo de neumotórax suele ir acompañado por hemotórax o acumulación de sangre entre el pulmón y la pared torácica.
 - Iatrogénico: Es el provocado por una complicación durante una intervención médica para tratar al paciente. Las principales intervenciones médicas asociadas al neumotórax yatrógeno son la punción transparietal (una biopsia de la pleura), la toracoscopia (exploración en el interior del pulmón) o pacientes con respirador artificial.
 - Espontáneo: Es donde no se da ningún motivo aparente para que aparezca el neumotórax. Dentro de este tipo, existen dos categorías: el neumotórax espontáneo primario, que se da en pacientes que anteriormente no han sufrido ninguna enfermedad pulmonar; y el espontáneo secundario, que afecta a los pacientes con una enfermedad pulmonar preexistente.
Diagnóstico
Para determinar si en el paciente existe o no neumotórax, habría que realizar un diagnóstico clínico.
Para obtener la certeza, debe realizarse una radiografía en espiración y con determinadas proyecciones.En las radiografías, si existe alguna otra enfermedad pulmonar, ésta también se puede confundir con el neumotórax, por lo que sería conveniente elaborar un diagnóstico diferencial.

Los exámenes que se pueden solicitar incluyen:
- La Gasometría arterial (GSA) es una medición de la cantidad de oxígeno y de dióxido de carbono presente en la sangre. Este examen también determina la acidez (pH) de la sangre. La sangre generalmente se toma de una arteria (arteria radial en la muñeca, arteria femoral en la ingle y arteria braquial en el brazo). En algunos casos, se puede usar la sangre de una vena. El médico introducirá una pequeña aguja a través de la piel hasta la arteria. La muestra se envía rápidamente a un laboratorio para su análisis.

Este examen se utiliza para evaluar enfermedades respiratorias que afectan los pulmones. Ayuda a determinar la efectividad de la oxigenoterápia. También, suministra información acerca del equilibro acido báse del cuerpo, el cual puede revelar indicios acerca del funcionamiento del pulmón, del riñón y del estado metabólico general del cuerpo.
Resultados normales (a nivel del mar):
- Presión parcial de oxígeno (PaO2): 75 - 100 mmHg
- Presión parcial de dióxido de carbono (PaCO2): 38 - 42 mmHg
- pH de sangre arterial de 7.38 - 7.42
- Saturación de oxígeno (SaO2): 94 - 100%
- Bicarbonato (HCO3): 22 - 28 mEq/L
A altitudes de 900 m y mayores, el valor de oxígeno es más bajo. Los resultados anormales pueden deberse a enfermedades pulmonares, renales o metabólicas. Las lesiones en cabeza o cuello u otras lesiones que afecten la respiración también pueden dar resultados anormales.
- Radiografía de tórax
- Tomografía computarizada si se sospecha que hay otras lesiones o afecciones
- Electrocardiograma

Tratamiento: La finalidad del tratamiento consiste en que el pulmón se expanda, y se vuelvan a unir los dos recubrimientos membranosos o pleuras. El procedimiento varía en función del tipo de neumotórax. Si se padece por primera vez, y no es muy extenso, bastará con un reposo y oxígeno de cinco días; si no hay reabsorción en este periodo de tiempo habrá que recurrir a algún tipo de drenaje. Si el neumotórax es más intenso, se podrá tratar evacuando el aire de la hendidura por aspiración con aguja. En las situaciones de carácter grave, se recomienda someterse a cirugía. 

Si es necesario, el medico puede emplear una aguja para extraer el aire extra que se encuentra alrededor del pulmón, de manera que este pueda expandirse completamente.


Si el neumotórax es grande, se le colocará una sonda pleural entre las costillas dentro del espacio que rodea los pulmones para ayudar a drenar el aire y permitir que el pulmón se vuelva a expandir. La sonda pleural se puede dejar allí durante varios días, lo que requerirá la hospitalización. Algunas personas necesitaran oxígeno adicional. Ciertos pacientes necesitaran cirugía pulmonar para tratar el neumotorax o para prevenir episodios futuros, reparando la zona donde se presentó el escape colocando un químico especial en la zona afectada que provoca la cicatrización. Este procedimiento se llama pleurodesis.

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