miércoles, 29 de junio de 2016

Por qué nos enfermamos más durante el invierno


(DocSalud) - Durante el invierno existe un aumento significativo de las infecciones del tracto respiratorio. 

El motivo de dicho incremento es lo que se denomina “aumento de la circulación viral” porque estos diminutos microorganismos encuentran en esta época del año condiciones excepcionales para su persistencia en suspensión en el aire y para la propagación de persona a persona.

La Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR) explica todo sobre estas dolencias, como reconocerlas, prevenirlas y tratarlas.

¿Por qué nos resfriamos tanto todo el año?

El aparato respiratorio está expuesto a un gran número de elementos en suspensión que incluyen virus y otros microorganismos presentes en el aire que respiramos. Las vías aéreas poseen poderosos mecanismos de vigilancia y protección que evitan que suframos muchas más infecciones. Teniendo en cuenta estos hechos, los no menos de 5 o 6 episodios de infecciones virales que sufrimos por año las personas expuestas, resultan en realidad pocos en relación al riesgo corrido.

¿Qué sucede cuando la infección sobrepasa nuestras defensas?

Los virus, cuando sobrepasan los mecanismos de inmunidad, se adhieren a la superficie de las células del tracto respiratorio y penetran las membranas celulares, y así desencadenan procesos de inflamación que pueden culminar con la muerte celular, pero también con intensos procesos defensivos que producen lesión celular, incremento de secreciones, molestias locales y tos irritativa. En ocasiones, si los procesos de defensa no funcionan adecuadamente, pueden producirse infecciones más graves y complejas ocasionadas por otro tipo de microorganismos, las bacterias.
La mayoría de los cuadros comienzan por la vía aérea superior (nariz, faringe, laringe, oído medio) y pueden extenderse a la vía aérea inferior y afectar tráquea, bronquios y ocasionalmente el propio tejido pulmonar, configurando cuadros infecciosos conocidos como neumonías.

¿Cuáles son los síntomas de estas infecciones?

La presentación clínica es variable, los signos van desde rinitis, odinofagia o disfonía, en las afecciones de la vía aérea superior, a la tos irritativa o productiva, la expectoración o el dolor torácico, representativos de procesos de la vía aérea inferior, entre los síntomas locales. Asimismo, aparecen síntomas generales como fiebre, cefalea y mialgias. Las personas que contraen influenza pueden presentar algunos o todos estos signos y síntomas.

¿Cómo se puede prevenir la gripe o influenza?

A través de la inmunización. La vacuna de uso habitual contra la influenza se elabora con virus muertos a partir de tejido embrionario de huevo. Contienen cepas de influenza A y B.
Las cepas que componen la vacuna en Argentina son las recomendadas por la Organización Mundial de la Salud de acuerdo con las cepas que se estima serán responsables del brote en la próxima temporada. Es de esperar que cada año haya una variación en las características antigénicas de estas cepas virales que obligan a cambios en la composición de la propia vacuna.
La inmunización contra la influenza debe repetirse todos los años. La indicación recomendada por el calendario en nuestro país comprende a los niños entre 6 meses y 5 años de edad y a los mayores de 65 años. Además, incluye a las embarazadas y puérperas, y a los portadores de enfermedades pulmonares, cardíacas, renales, hepáticas, cáncer, diabetes e infección por VIH de cualquier edad.

¿Existe alguna otra vacuna útil para prevenir infecciones respiratorias graves en adultos y niños?

Existe la vacuna contra el neumococo. Este agente es la bacteria que más comúnmente produce neumonía en niños y adultos. Existen dos tipos de inmunización antineumocóccica, que se diferencian por el número de cepas que las componen y por su capacidad para prevenir el desarrollo de neumonías y de otras infecciones invasoras. La vacuna no conjugada contiene 23 cepas, si bien es capaz de prevenir infecciones invasivas su capacidad para generar defensa contra la infección en otras infecciones es discutida; la vacuna conjugada de uso extendido los últimos años es la 13 valente conjugada, esta es más efectiva para producir inmunidad, y a diferencia de lo ocurrido con la vacuna no-conjugada, ha demostrado su capacidad para prevenir tanto la infección invasiva como la no invasiva.

Vacunas para prevenir la enfermedad neumocócica

En la actualidad, existen dos tipos de vacunas: la vacuna combinada contra el neumococo (PCV13) y la vacuna polisacárida contra el neumococo (PPSV23).
- PCV13: vacuna combinada contra el neumococo para todos los bebés, niños y adultos mayores de 19 años que tienen alto riesgo de enfermarse (español)
- PPSV23: vacuna polisacárida contra el neumococo para todos los adultos desde 65 años y las personas desde 2 años que tienen alto riesgo de enfermarse (español)

Existen más de 90 tipos de bacterias neumocócicas. La PCV13 protege contra 13 tipos y la PPSV23 protege contra 23 tipos. Ambas vacunas protegen contra enfermedades como la meningitis (infección de las membranas que cubren el cerebro y la médula espinal) y la bacteriemia (infección de la sangre). La vacuna PCV13 también protege contra la neumonía (infección pulmonar).

PCV13 
PARA BEBÉS Y NIÑOS PEQUEÑOS
Se recomienda la PCV13 en una serie de cuatro dosis administradas en las siguientes edades:
- 2 meses
- 4 meses
- 6 meses y
- De 12 a 15 meses
Los niños que no son vacunados en estas edades deben recibir igualmente la vacuna. La cantidad de dosis y el intervalo entre ellas dependerán de la edad del niño. Pregunte a su proveedor de atención médica para obtener más información.
PARA LOS ADULTOS
Se recomienda una dosis de PCV13 para todos los adultos mayores de 65 años que no se hayan vacunado previamente. Debe administrarse una dosis de PPSV23 entre 6 y 12 meses después.
 Los adultos mayores de 65 años que ya hayan recibido una o más dosis de PPSV23, deben recibir la dosis de la vacuna PCV13 por lo menos un año después de recibir la última dosis de PPSV23.

Para niños de 6 a 18 años y adultos de 19 a 64 años
Se recomienda una dosis de PCV13 para los niños de 6 a 18 años y los adultos de 19 a 64 años que tienen las siguientes afecciones médicas que los ponen en alto riesgo de contraer la enfermedad neumocócica:
- Fístulas de líquido cefalorraquídeo (LCR) (fuga de líquido alrededor del cerebro y la columna vertebral)
- Implante coclear (dispositivo médico electrónico que reemplaza la función de un oído interno dañado)
- Anemia drepanocítica y otras patologías de la hemoglobina (trastornos sanguíneos)
- Asplenia funcional o anatómica (bazo dañado o extraído)
- Inmunodeficiencias congénitas o adquiridas (sistema inmunitario debilitado)
- VIH
- Falla renal crónica (falla renal)
- Síndrome nefrótico  (enfermedad renal)
- Leucemia (cáncer de la sangre)
- Enfermedad de Hodgkin (cáncer del sistema linfático)
- Cáncer generalizado (cáncer)
- Terapia de inmunosupresión a largo plazo (medicamentos que disminuyen el sistema inmunitario del cuerpo)
- Trasplante de órgano sólido
- Mieloma múltiple (cáncer de células plasmáticas)

Los adultos con una de las afecciones enumeradas anteriormente que no han recibido ninguna vacuna neumocócica, deben recibir una dosis de PCV13 primeramente, y también deben recibir las dosis recomendadas de PPSV23. Los adultos que han recibido previamente una o más dosis de PPSV23, y tienen una de las afecciones mencionadas anteriormente, deben recibir una dosis de PCV13 y deben recibir las dosis recomendadas restantes de PPSV23. Pregunte a su proveedor de atención médica para obtener más información.

PPSV23
PARA NIÑOS, PREADOLESCENTES, ADOLESCENTES Y ADULTOS
Se recomienda una dosis de PPSV23 para:
Todos los adultos desde 65 años
Toda persona de dos a 64 años que tiene un problema de salud de largo plazo como:
- Enfermedad cardíaca
- Enfermedad pulmonar
- Anemia drepanocítica
- Diabetes
- Alcoholismo
- Cirrosis
- Fístulas de líquido cefalorraquídeo
- Implantes cocleares

Toda persona de dos a 64 años que tiene una enfermedad o afección que disminuya la resistencia de su cuerpo a las infecciones como:
- Enfermedad de Hodgkin
- Linfoma o leucemia
- Insuficiencia renal
- Mieloma múltiple
- Síndrome nefrótico
- Infección por el VIH o SIDA
- Bazo dañado o extraído
- Trasplante de órgano
Toda persona de dos a 64 años que tome medicamentos o realice un tratamiento que disminuya la resistencia de su cuerpo a las infecciones como:
- Esteroides de largo plazo
- Determinados medicamentos oncológicos
- Terapia de radiación
- Todos los adultos entre 19 y 64 años que sean fumadores o tengan asma

Se puede recomendar a las personas entre dos y 64 años con ciertas afecciones crónicas que reciban una segunda dosis, cinco años después de su primera dosis. Esas personas también podrían recibir una dosis de PPSV23 a los 65 años o más si han transcurrido cinco años como mínimo desde su dosis anterior de PPSV23 (3 dosis de PPSV23 de por vida). Además, cualquier persona que necesita dos dosis de PPSV23 antes de los 65 años debe recibir una dosis de la vacuna PCV13 primero. Pregunte a su proveedor de atención médica para obtener más información.

La mayoría de los adultos sanos que reciben la vacuna desarrollan protección contra la mayoría o todos estos tipos en un período de dos a tres semanas después de recibir la vacuna. Es posible que las personas muy ancianas y las personas con alguna enfermedad prolongada no respondan en lo absoluto o tengan una respuesta limitada a la vacuna.

¿Es frecuente que las vacunas produzcan gripe u otras complicaciones?

Las vacunas son muy bien toleradas. Ocasionalmente la inmunización contra la influenza puede ocasionar algún leve malestar en el cuerpo que raramente interfiere con las actividades de la persona y dolor leve en el sitio de inyección. Otros eventos adversos son extremadamente infrecuentes. La vacuna contra el neumococo como reflejo de la reacción inflamatoria que acompaña al desarrollo local de su efecto inmune produce algún dolor que cede en pocos días.

*Asesoró el doctor Carlos M. Luna (M.N. 46388), ex-presidente y Coordinador de la Sección Infecciones Pulmonares de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.

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