El motivo es muy simple: este tipo de grasas tapan las arterias, lo que entraña grandes riesgos para la salud, especialmente de problemas cardiovasculares que pueden llevar a la muerte. “Hace cuatro años se modificó el Código Alimentario Argentino para que se supriman las grasas trans de los alimentos procesados”, destacó Bustos Villar. Sin embargo, aún gran parte de la industria fabrica productos que contienen este tipo de grasas.
Una medida parecida planteó en Estados Unidos la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) en noviembre del año pasado. Pero su propuesta aún está siendo debatida.
Las enfermedades no transmisibles son responsables de tres de cada cinco muertes, 80 por ciento de las cuales se registran en países de bajos y medianos ingresos, según datos del Ministerio de Salud de la Nación. Entre esas patologías, se destacan el cáncer, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, estas últimas favorecidas precisamente por las grasas trans.
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